Asociación Río Albero, crónica de una muerte anunciada

Asociación Río Albero, crónica de una muerte anunciada

22 de julio de 2011 Desactivado Por admin-oscar

La Asociación Río Albero es como el Guadiana, aparece, desaparece y vuelve aparecer.

Apareció por primera vez el pasado año cuando se inició el acoso y derribo al reciente Consejo elegido, para impedir las reformas iniciadas por éste y que todo continuara igual, como quedó debidamente explicado en otro artículo titulado Cronología de un disparate.

Capitaneados por el ínclito Gregorio Macho Bellota, sumando fundadores y asociados caben todos en un taxi, aunque ello no le es óbice para que se autoproclamen representante social de los vecinos de Costa Ballena.

La puesta de largo tuvo lugar en una esperpéntica reunión informativa días antes de la Asamblea General de Junio de 2010. Habían enviado una serie de escritos contradictorios: Primero, exponiendo la intención del nacimiento de la Asociación, arremetiendo contra el Consejo recién elegido, pidiendo su dimisión y solicitando nos sumáramos al proyecto. Después, mediante invitaciones personales por email, restringiendo el acceso al acto. El resultado fue catastrófico, no consiguieron un solo asociado.

Días posteriores vuelven a la carga en la Asamblea General, las intervenciones fuera de tono de sus representantes no tienen eco y resultan un fracaso.

Como el Guadiana, la Asociación desaparece y no da señales de vida en varios meses.

A mi entender, es una Asociación que nació muerta, con solo unos pocos socios que intentan dividir, todo lo contrario a cualquier espíritu asociativo, y que se erigen en interlocutor válido ante el Ayuntamiento en nombre de los vecinos de Costa Ballena, cuando en realidad no se representan más que así mismos, mal porvenir se les augura.

Convocada la Asamblea de Diciembre, reaparece la Asociación repartiendo panfletos incendiarios contra el Consejo, su presidente, la gestión, etc. El señor Macho Bellota continúa con su actitud beligerante, pero nada, otro globo desinflado. Vuelven a desaparecer por unos meses.

En Junio pasado, cuando la Asamblea General está cerca, hemos visto aparecer otra vez la Asociación, con el señor Macho más agresivo que nunca, como si de un último intento se tratara. Han puesto en marcha todas las baterías, igual que en Junio del año anterior, con la ayuda del periódico de Costa Ballena (el que se adjudica lectores y quejas fantasmas). Han repartido y enviado nuevamente panfletos criticando la gestión del Consejo de la EUC, el mantenimiento y, cómo no, pidiendo la dimisión del presidente, que es su objetivo principal.

Calentado el ambiente,  la víspera de la Asamblea se reúnen  para preparar ésta y actuar de manera coordinada.

Nada más iniciarse la Asamblea se observa la intencionalidad orquestada. Uno a uno, los miembros más destacados de la Asociación, anuncian la impugnación del acto y alguno pide su anulación. A lo largo de la celebración de las dos Asambleas, Ordinaria y Extraordinaria, vienen interviniendo en actitud  negativa, crítica y contradictoria. Han anunciado que impugnan y sin embargo participan en las votaciones.

En su particular y absurda cruzada, el señor Macho se va encendiendo y llega el momento en que pierde los papeles, consiguiendo un enfrentamiento con el asesor jurídico que puede tener consecuencias.

El resultado final es acorde con la peculiaridad de este señor, termina queriendo rectificar sus excesos cuando todos lo han oído y además está grabado. Pretende hacer ver a la Asamblea que existe una especie de inquina hacia él, cuando lleva todo el tiempo incriminando con expresiones fuera de tono, verbalmente, por escrito, por declaraciones en la prensa, incluso en vídeo publicado. El epitafio viene a continuación, cuando anuncia que no asistirá nunca más a una Asamblea. Bravo, señor Macho Bellota, el resto de los asistentes se lo agradecemos, algunos  no le echaremos de menos

En su última aparición, la Asociación Río Albero se ha suicidado, ha sido como la crónica de una muerte anunciada que algunos vaticinábamos desde su aparición, por el objetivo espurio que motivó su nacimiento.  Una pena, porque una Asociación de Vecinos en Costa Ballena es necesaria. Quizás pudiera recuperarse  modificando el rumbo, las maneras y fomentando la convivencia. De este modo, seguramente seamos muchos los que estaríamos encantados de poder participar.

Francisco Romero Maestre

 

 





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